Riesgos de los cultivos transgénicos

Las semillas transgénicas son propiedad privada de las grandes empresas que las producen, de tal manera que los productores no son dueños de las semillas que ellos mismos cosechan. Foto tomada de internet
Un transgénico u organismo genéticamente modificado (OGM) es un ser vivo creado artificialmente por grandes transnacionales como Monsanto, Syngenta, Dupont-Pioneer, con tecnologías que insertan a una planta o a un animal genes de virus, bacterias de otros vegetales o animales, incluso genes humanos, para modificar sus características heredables, por ejemplo, hacerlos resistentes a ciertas plagas y herbicidas.

Hasta ahora la gran mayoría de los cultivos transgénicos tienen dos características modificadas concretas: una es la resistencia al herbicida de amplio espectro “Roundup” (Rr) que contiene Glifosato; la otra es que las plantas se convierten en veneno para eliminar a los insectos plaga, al insertarles genes de un microbio o bacteria llamada Bacillus thuringiensis (Bt).

Se cumplieron 20 años de cultivos transgénicos comerciales y, a pesar de ello, no han logrado cumplir con las promesas con las que fueron justificados. Casi la totalidad de los cultivos transgénicos se encuentran en tan sólo 10 países, siendo objeto de rechazo en más de 170 países. 

Propiedad privada

Los cultivos transgénicos no están destinados a alimentar al mundo; sólo existen 4 rubros principales: soya, maíz, algodón y canola, destinados principalmente a la alimentación animal y a la producción de fibras textiles. No está comprobado que sean resistentes al cambio climático ni adaptados a las diferentes zonas agroecológicas.

Las semillas transgénicas son propiedad privada de las grandes empresas que las producen, de tal manera que los productores no son dueños de las semillas que ellos mismos cosechan, teniendo que pagar licencia anual para poder sembrarlas de nuevo, creando dependencia y altos costos productivos insostenibles para nuestros productores.

Como las variedades transgénicas se reproducen y polinizan a especies silvestres emparentadas, y a variedades nativas, criollas y acriolladas, es imposible recuperarlas una vez que se han liberado en el ambiente. Contaminan a otras variedades provocando la pérdida genética (por ejemplo el maíz transgénico se cruza con otras variedades criollas de maíz causando pérdida de la variedad criolla). 

Los escándalos sobre la liberación legal o ilegal de algunos cultivos transgénicos muestran que es cada vez más difícil controlarlos, tanto a nivel productivo como en su cadena de comercialización.

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