Productores agroecológicos alertan a la población sobre los riesgos de introducir al país semillas transgénicas en Nicaragua


“Las semillas criollas son nuestro patrimonio genético, me la dejó mi abuelo, mi padre, estoy dispuesto a defenderla hasta el tiempo que sea necesario”, refiere el productor agroecológico Edgard Cabrera, originario de Nandaime (Granada), quien señala los riesgos que existen si se introducen semillas transgénicas a Nicaragua.
El mejor ejemplo de inspiración de don Edgard ha sido su papá, quien goza de una vida sana a sus 94 años de edad, según él, por una buena alimentación.

Peligro

Estos productores siempre han cultivado semillas criollas por lo que no están de acuerdo con la introducción de semillas transgénicas a Nicaragua.

“Un transgénico (organismo genéticamente modificado u OGM) es un ser vivo creado artificialmente por grandes transnacionales… con tecnologías que insertan a una planta o a un animal, genes de virus, bacterias, de otros vegetales o animales, incluso genes humanos, para modificar sus características heredables, por ejemplo, hacerlos resistentes a ciertas plagas y herbicidas”, se expone en el documento Riesgos de los Transgénicos y Alternativas Agroecológicas, de la Alianza Semillas de Identidad (ASI).

“Por eso nosotros, de la mano de varios productores que aman sus tierras y su vida, promovemos el rescate, la multiplicación y el mejoramiento de las semillas criollas”, señala Harold Calvo, coordinador de la ASI.
El funcionario enfatiza que al proteger las semillas criollas, se asegura la soberanía y la seguridad alimentaria de las familias de pequeños y medianos productores.

“Al apropiarse las grandes empresas de estas semillas criollas que son las principales aportadoras de biodiversidad, agarran, concentran y monopolizan el comercio y la distribución de estas semillas a nivel mundial, por lo tanto los productores ya no podrán guardarlas ni intercambiarlas, porque tendrán patentes”, explica.

“En 170 países los transgénicos están prohibidos porque más bien consumen, no son productivos, no rinden, se deben usar más agrotóxicos y eso reanuda el círculo vicioso que tiene la agricultura convencional, que se basa en agroquímicos y estos no aportan nada al suelo ni a las fuentes de agua, sino que más bien las contamina”, señala Calvo Reyes.

Además de los daños al medioambiente que provocan los transgénicos, se les asocia a enfermedades que pueden afectar al ser humano e incluso a los animales.

“Por eso damos la alerta, para que usemos otras alternativas como son las semillas criollas que están mejoradas y adaptadas, y que además tienen libre licencia para los propios productores”, puntualiza Calvo.

Tanto Cabrera como Calvo coinciden en que no hay necesidad de introducir cultivos transgénicos en Nicaragua por que no vendrían a resolver nada, además se dispone de un importante Patrimonio Genético Nacional formado por una gran diversidad de variedades criollas y acriolladas.

Contaminación genética

Existen cuatro rubros de transgénicos: soya, maíz, algodón y canola, destinados a la alimentación animal y a la producción de fibras textiles. No está comprobado que sean resistentes al cambio climático ni adaptados a las diferentes zonas agroecológicas.

La productora Antonia Jirón, de Diriá (Granada), comenta que las variedades transgénicas se reproducen y polinizan a especies silvestres emparentadas, y a variedades nativas, criollas y acriolladas.

“Sería difícil recuperar nuestras semillas una vez que se han liberado en el ambiente las transgénicas, por la contaminación que hacen a otras variedades, y provocarían la pérdida genética en el país”, explica Jirón.

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