Semillas criollas e identidad campesina

Foto Mercedes Campos
De las semillas criollas y acriolladas se comenzó a hablar hace diez años, casi nadie conocía al respecto. Desde entonces, se han realizado gran cantidad de talleres e intercambios de experiencias en los cuales el productor y las productoras nicaragüenses han podido generar conocimientos en torno a este tema.

Para el productor y productora que trabaja con semillas criollas, éstas forman ya parte de su identidad campesina, pues son a juicio de ellos y ellas “las que las familias campesinas sembramos durante toda la vida”.


En la actualidad las semillas criollas, las cuales son parte esencial del agro- biodiversidad local, están sometidas por lo menos a tres grandes amenazas: la erosión genética, la contaminación transgénica y la privatización genética. Entre las opciones para proteger las semillas criollas nicaragüenses de estas amenazas, está la iniciativa de promoción de los bancos comunitarios de semillas que se promueven en diferentes departamentos de nuestro país.

Los bancos de semillas criollas son una herramienta para el control, utilización sostenible, conservación, producción y acceso de las semillas criollas por parte de las familias campesinas.

Según la sistematización de experiencias “Sembrando esperanza, cosechamos frutos”, los pioneros en el rescate de las semillas criollas son los productores y productoras de Rivas, quienes en 1996 elaboraron su estrategia para la formación de un banco de semillas. Éstos existen también en los municipios San Dionisio donde existe un banco municipal y seis bancos comunitarios que benefician alrededor de 100 familias y Darío donde existen 5 bancos comunitarios que benefician a unas 60 familias, en el departamento de Matagalpa.

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